Testimoniales

Soy Luz Arias, tengo 29 años y me gusta viajar. El 22 de marzo de 2.021, recorría con un amigo en moto Playa del Carmen por el Mar Caribe, cuando fuimos impactados por un patrullero de la policía mexicana. Ambos sufrimos lesiones muy muy graves y a mi me amputaron una pierna para que pudiera sobrevivir. Un golpe tremendamente traumático. Fueron días muy difíciles. La operación, el regreso al país y a Bahía Blanca. La búsqueda de una prótesis adecuada al muñón y hasta que llegó a nuestra a IREL para iniciar el proceso de su rehabilitación.

Luz Arias

Al hablar de su recuperación, agradeció a los profesionales de la institución por el trabajo que están realizando “sino yo no estaría como estoy ahora que puedo caminar y avanzar en cada paso” señaló.
“Al principio era fortalecer el muñón para luego facilitar la adaptación de la prótesis y luego las etapas de comenzar a caminar, con sesiones de lunes a viernes, que es un proceso clave, y sobre el cual reitero mi agradecimiento a IREL".

Se refirió también a lo importante que es el apoyo de sus familiares, amigos y la comunidad, porque es lo que la impulsa llevar adelante la rehabilitación, enfocándose más en las soluciones que quedarse paralizada, ya que tendrá que vivir de aquí en más con este cambio corporal.
Un cambio corporal, en cualquiera de nosotros, produce ansiedad. El impacto psicológico que causa la amputación aumenta considerablemente esta ansiedad, ya que la pérdida de una extremidad es una condición permanente y no se puede regresar a la imagen corporal anterior.

Esta es otra cuestión, Luz la está asimilando con todo el soporte emocional que se le está brindando.
IREL compromete sus mejores esfuerzos para que pueda alcanzar un estándar de vida que la haga sentir feliz y ser de alguna manera fuente de inspiración para otras personas que viven situaciones similares.

Edith

En el mes de marzo de 2.023 el equipo de rehabilitación de IREL fue convocado a dar respuesta a una situación que le generaba un gran malestar a una mujer.

Fue allí cuando conocimos a Edith.
Llegamos a su casa, y ella nos recibió con una sonrisa desde su cama, de donde hacía mucho tiempo no podía levantarse… esa sonrisa se convirtió con el tiempo en una marca registrada de Edith.
Nosotros no estábamos preparados para recibirla en nuestra internación, pero eso no nos iba a detener… así que nos pusimos a trabajar, sabíamos que si adecuábamos la estructura de nuestra internación, íbamos a poder ayudarla, ya que nuestro programa de nutrición y movimiento y el gran equipo de rehabilitación que integra IREL estaba a la altura del desafío que implicaba lograr que esa sonrisa no desaparezca.
Una vez que hecha la obra, recibimos a Edith en nuestra casa….
Y comenzamos a trabajar… Hubiera sido imposible sin su gran fuerza de voluntad, sin el apoyo de su familia, sin la dedicación y esfuerzo de nuestro equipo de profesionales…
El tiempo fue transcurriendo… y los resultados fueron apareciendo…

Hoy ella sigue repartiendo su alegría pero ya no desde su cama, de donde no podía salir, sino desde el comedor con sus compañeros, desde el patio, desde la pileta, y esperemos que pronto desde donde ella elija… porque en definitiva rehabilitación es lograr libertad, rehabilitación es independencia...

Nuestro tratamiento integral de personas con obesidad está cambiando la vida de Edith tanto en lo emocional como en lo físico.
Bridamos a Edith acompañamiento médico adecuado, según sus condiciones físicas y mentales. Ahora la vida la ve desde el eje vertical del cuerpo, habiendo recuperado movilidad y no desde la incapacidad de una cama.
Desde su independencia que está recuperando paso a paso. Por eso, su sonrisa es una marca registrada en IREL.

Fermín

Fermín disfruta en su contacto con el agua. Fue el primero que inició su experiencia en este sistema de iniciación acuática y estimulación temprana para bebés, donde la asistencia activa de los padres es indispensable. Uno de los dos progenitores se mete en el agua con el bebé, y sigue las orientaciones del profesor, para conseguir que el niño se adapte al agua de manera natural, sin traumas.

Cuando el bebé ya tiene cinco meses y medio, los padres ya pueden inscribirlo en las clases de matronatación, ya que su sistema inmunológico está más maduro, y no corren tanto peligro de enfriarse. Juntos, y durante clases de unos 30 o 45 minutos, disfrutarán los inicios en el agua del pequeño. Durante la clase, y según la edad del niño, el monitor de matronatación puede sugerir el uso de pelotas, tabletas u otros elementos acuáticos.

La compañía de sus padres, son guías fundamentales para este aprendizaje, reforzando así sus vínculos primarios, y a su vez, aprendiendo a compartir el espacio con otros y a respetar la autoridad encarnada por un profesor. Así, junto a sus progenitores los niños logran una excelente estimulación temprana, que le permite extender este aprendizaje a otras esferas de su vida diaria.

Estas clases deben ser impartidas por un instructor certificado con amplia experiencia, en una piscina que cumpla con todos los requisitos establecidos por el Ministerio de Sanidad.

Para conseguir que el niño se sienta cómodo, es necesario que la piscina esté a una temperatura aproximada de 32 grados, y que tenga un nivel de cloro entre el 0,5 y el 0,6 por ciento.

En IREL cumplimos estrictamente toda la normativa legal y sanitaria para desarrollar esta actividad. Consúltenos.